El vello enquistado es una de las circunstancias más molestas y frecuentes después de la depilación. Durante años, se ha visto como algo inevitable debido a la propia reacción de la piel. Sin embargo, hoy en día, no es necesario soportar el picor ni el aspecto antiestético en la zona. En este artículo, explicamos cómo evitarlo.

¿Qué es el vello enquistado?

Esta condición cutánea aparece de manera frecuente cuando el pelo no logra salir de la piel. Como resultado, se curva hacia el interior y no sale recto. Cuando queda almacenado, causa inflamación, dolor, enrojecimiento o protuberancias. Estas últimas son los síntomas más visibles y se reflejan de manera inequívoca.

Por lo general, sale en cualquier parte del cuerpo donde pueda crecer pelo y se haya efectuado el afeitado. Las zonas más propensas son aquellas que presentan la piel más fina y también mayor cercanía al hueso. Por ejemplo, la barbilla o las axilas, pero también otras más densas, como los muslos (especialmente, la cara interior, en la mitad superior).

Se da en cualquier tipo de piel, pero con mayor incidencia entre quienes tienen cabello rizado. La razón es que, como es más grueso, tiende a enquistarse con facilidad y también a ocasionar bultos de mayor tamaño. Lo más normal es que no resulten dolorosos, pero pueden serlo al pasar la máquina o la cuchilla.

Esta patología en sí no es grave, pero sí molesta. El problema es que, cuando no se trata, ocasiona infecciones en la piel por la elevada presencia de bacterias. Lo que sí puede llegar a ser preocupante es la foliculitis, que es la propia inflamación de los folículos pilosos. En estos casos, es posible que se vuelva más compleja de tratar.

¿Por qué aparece el vello enquistado?

Las causas del vello encarnado no están del todo claras, aunque hay cierto consenso en este sentido. Generalmente, se considera que están relacionadas con el proceso de afeitado o con la predisposición de la piel. Respecto a esta última, suele aparecer en personas con epidermis sensibles o hipersensibles. Además, otros factores son:

  • Mantener la piel demasiado seca, lo que facilita la proliferación de bacterias y puede ocasionar que el vello se enrosque hacia el interior.
  • Poseer pelo rizado y grueso, que tiene mayor tendencia a regresar al interior tras crecer por su propia forma y es más difícil de afeitar.
  • Sufrir inflamaciones en la piel. Cuando ya ha comenzado un proceso de este tipo (independientemente de la causa), el vello se enquista como medio de protección.
  • Experimentar infecciones. La presencia de bacterias facilita la proliferación de otras en la capa subcutánea, lo que complica la circunstancia.
  • Usar ropa ajustada. Como la piel no transpira, el sudor se acumula y causa irritaciones. Como consecuencia, el cabello se incrusta de manera incómoda.
  • Tener los poros obstruidos. Cuando no se practican exfoliaciones o no se pasa la esponja con intensidad, la piel muerta se acumula y complica la salida del pelo.

Como avanzábamos, la mayoría de los detonantes están relacionados con el proceso de afeitado. En este sentido, encontramos ciertos errores que se cometen a menudo y que complican el crecimiento normal del vello. En estos casos, no habría problema, porque se suele solucionar con un simple cambio de hábitos:

  • Practicar el afeitado con demasiada frecuencia, lo que puede hacer que la piel se irrite más. No se recomienda hacerlo más de tres veces por semana.
  • Emplear cuchillas de afeitar viejas o con filo desgastado, lo que puede aumentar el riesgo de cortes y rasguños en la piel que pueden conducir a la formación de vello enquistado.
  • Pasar la cuchilla demasiado cerca de la piel, una circunstancia todavía más habitual y grave cuando se efectúa en zonas cercanas al hueso y de dermis fina.
  • Repasar el afeitado constantemente. No conviene volver a pasar la cuchilla por la misma zona en una misma sesión. Igualmente, tampoco se debe aplicar jabón, basta con la espuma que se ha generado.

Tres consejos para evitar la aparición de vello enquistado

Hay ciertas pautas que pueden ayudar a minimizar las probabilidades de su aparición y también a prevenir la foliculitis. Estamos hablando de cambios que se puedan implementar en la rutina de afeitado, tanto en el cuerpo como en la cara. Eso sí, resulta más importante adoptarlos en esta última para detener las afecciones antiestéticas más visibles.

Usar crema hidratante

Conviene hidratar la piel antes y después de la sesión para que se mantenga húmeda y pueda responder mejor al peso de la cuchilla. La acción del agua por sí sola ocasiona fricción, lo que irrita con mayor facilidad. Hay que optar por una crema para después de la depilación que sea apta para el tipo de dermis (por ejemplo, si es grasa, no debe tener aceite).

Emplear aftershave

La función del aftershave es hidratar la piel, pero de manera posterior al afeitado. Conviene escoger uno de base acuosa y sin aceite para que no cause enrojecimiento ni escozor en la zona (la mayoría lo hacen). Nuestro consejo es optar por uno que tenga una textura cremosa y no líquida, ya que penetran mejor en la epidermis.

Cubrir la piel con una toalla tibia

Después del afeitado en el cuerpo y en la barba, tapar el área con una toalla tibia es muy útil. Evita la proliferación de bacterias y el choque térmico de la nueva microcapa dérmica. Igualmente, mitiga la afección en la zona y minimiza el crecimiento de las inflamaciones si estas se van a producir de forma inevitable.

La depilación láser, idónea para prevenir el vello enquistado

En la actualidad, el método más recomendado, tanto de prevención como de tratamiento, es la depilación láser. Funciona como un potente antibacteriano al someter los folículos a temperaturas elevadas. Es una práctica muy segura y válida para casi todos los tipos de pieles. Con unas 8 o 10 sesiones, el vello puede desaparecer casi por completo, y los enquistamientos también.

Desde Láser Alcalá estamos especializados en la eliminación del vello enquistado con un método tan eficaz como este. El resultado es una piel limpia, suave y sin imperfecciones de este tipo. Con mantener unas sesiones periódicas de recuerdo será suficiente para no tener que afeitarse nunca más.

 

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